lunes, 13 de agosto de 2012

Si el picaporte pudiera hablar


En un edificio, podemos encontrar distintos instrumentos útiles y necesarios. Cada uno de estos tiene una función distinta, que lo hace especial. Pero lo que poca gente sabe, es que cada uno tiene una personalidad distinta. Desgraciadamente, nunca sabremos cómo es cada uno, puesto que si una cosa tienen en común, es la discreción. Solo hablan cuando nadie les mira. Y sus voces son tan suaves que no son alcanzables al oído humano. 
Podemos imaginarnos cómo será la personalidad de cada instrumento. Por ejemplo, yo siempre me he imaginado a la televisión como alguien sabio. Alguien que como ha oído muchas cosas a lo largo de su existencia, presume de saber mucho. A una bombilla, me la imagino como aquel amigo que siempre intenta guiarnos al buen camino a través de sus consejos. Un teléfono, sería como aquella anciana que "por casualidad se entera de todas las conversaciones". 
De todos estos instrumentos, el que más me llama la atención, es el picaporte. El picaporte es aquel que habla poco. Aquel que piensa antes de hacer las cosas. Aquel que con solo tocar a una persona sabe exactamente si tiene alguna preocupación o por el contrario alguna alegría. Si tiene algún dolor o si está pasando un buen día.  Es aquel que si te acercas y le pides que te cuente algo ocurrido, te puede explicar una historia maravillosa. Sobre todo si es un picaporte antiguo. Gracias a su experiencia, sabe exactamente  qué puede hacer para subirte la moral.
El otro día estuve en un pueblo que había sufrido las consecuencias de la guerra civil. Y allí había una casa que había soportado esta catástrofe. En la puerta de dicha casa, había un picaporte, un bonito picaporte de un dragón. Me lo quedé mirando pensativo. Si pudiera hablar, ¿qué contaría?  Podría contar historias tristes, historias curiosas, historias entretenidas, e incluso historias bonitas.
Esto me hizo reflexionar: un picaporte acumula miles de historias que inspirarían cientos y cientos de libros. Pero no. Se lo calla todo. Es un ser prudente, al fin y al cabo así lo ha hecho la experiencia.
Ahora, queridos lectores, os animo a que cuando veáis un picaporte, lo miréis fijamente. Os devolverá la mirada, y os servirá como fuente de inspiración, pues sabe bien qué necesitáis.
En mi opinión la función del picaporte de abrir y cerrar puertas es secundaria, en realidad es el mejor psicólogo, el que solo con la mirada te hace sentir bien.

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