martes, 7 de agosto de 2012

El poder de la imaginación

No hay nada mejor para desarrollar tu imaginación que el aburrimiento. Inconscientemente, el aburrimiento nos lleva a la meditación, y la meditación a las buenas ideas. Es decir, cuando estamos aburridos, dejamos que nuestra mente busque un tema con el que entretenernos, y de esta manera nos vienen cientos de ideas a la cabeza. Gracias a estas ideas podemos dejar que nuestra imaginación se mezcle con el entorno que nos rodea. 
En mi opinión, el aburrimiento no es malo, siempre y cuando sea frecuentado no muy a menudo. Un breve rato de aburrimiento (repito, muy breve) nos despeja la mente, y ocurre este proceso explicado en el párrafo anterior, llamado "proceso imaginativo". También hay que decir, que gracias a este proceso podemos encontrar el modo de hacer una tarea útil (por ejemplo escribir).
El otro día me puse a realizar las tareas de verano. Una vez hube terminado me quedé sentado aburrido, es decir, reflexionando. De repente vi que el estuche se empezaba a abrir. Me quedé un poco sorprendido. Pero en vez de actuar, la curiosidad me invitó a esperar a ver lo que ocurría. Cuando la cremallera del estuche se hubo abierto, empecé a notar movimiento. Me quedé sorprendido cuando vi levantarse al bolígrafo de color rojo. Este, empezó a moverse por encima de la mesa, asimilando la situación. de golpe se giro y vio que de detrás de la carpeta aparecía la pequeña y verde goma. El bolígrafo empezó a retroceder un poco asustado, mientras que la goma se movía con un paso lento pero preciso. De repente la goma silbó, y súbitamente apareció la aguja del costurero, que casualmente había ido a parar a mi dormitorio. La aguja, empezó a correr hacia el bolígrafo. Esta arrastraba consigo un hilo de color amarillo chillón. Empezó a rodear al bolígrafo atándolo con el hilo. Yo no sabía que hacer, no entendía lo que estaba pasando, no entendía como era posible que los objetos que había encima de mi mesa podían haber cobrado vida. Lo más asombroso no había ocurrido todavía. La goma observaba sin decir nada. Un grito de batalla hizo que los tres objetos miraran hacia arriba. En lo alto de la estantería se encontraba nada más y nada menos que la tijera de mi estuche. Esta saltó cayendo de una forma acrobática sobre la mesa. La goma, asustada, se metió dentro del estuche, y la aguja volvió rápidamente al costurero. La tijera con cara de victoria se acerco hacia el bolígrafo liberándolo del hilo amarillo que lo rodeaba. De repente, sonó el timbre y me dirigí corriendo a abrir la puerta.
-Hola, buenos días.
-Hola buenas, ¿vive aquí Paquita?
-No, es un piso más arriba
- De acuerdo. Lo siento y gracias.
- Nada. Hasta luego.
Cuando llegué a la habitación, encontré todo en orden. La aguja en el costurero y el resto de cosas dentro del estuche. Me sorprendió un poco. Y mientras me dirigía hacia la piscina me quedé pensando si lo que acaba de ocurrir había sido producto de mi imaginación, o que cada objeto tiene vida propia. 
En mi opinión todo tiene vida propia siempre y cunado nosotros queramos. Y que en mi opinión la función de cortar de la tijera, es solo una función secundaria, su verdadera función es salvar el mundo.

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