domingo, 25 de enero de 2015

Anciano silbador...

Iba yo ayer, a eso de las nueve de la tarde,  camino de mi casa. Como es habitual, me crucé con distinta gente, nada fuera de lo normal. Pero hubo un gesto de una persona, un gesto muy habitual, que me llamó la atención y me dio que pensar. Era una persona mayor, de unos ochenta años. Iba en dirección contraria, bien estirado, con las manos cogidas tras la espalda, caminaba tranquilamente. Iba silbando.
Esto fue lo que me llamó la atención, no su forma de colocar los labios, ni la canción que interpretaba. Es bastante común ver a un anciano silbando por la calle, o tarareando un ritmo aleatorio, pero alguna vez te has preguntado, querido lector, por qué silba ese anciano.
Un silbido, en una persona mayor, en una persona que ha vivido mucho y le queda poco por vivir, es señal de tranquilidad, es señal de alegría, es señal de paz, es señal de orgullo. Es señal de que es una persona que, a pesar de lo que le haya podido ocurrir o lo que haya podido hacer, está satisfecho de la vida que ha tenido, de los actos  buenos que ha realizado y el bien que ha hecho en su familia, con sus amigos o en su ambiente habitual. Es una persona que sabe que le queda poco, pero que no tiene miedo, porque está preparada. Y todo esto lo demuestra de una forma muy simple: silbando.
Por eso, admiro a los ancianos que silban y espero que, en un futuro lejano, pueda yo también ponerme a silbar. Porque, en mi opinión, anciano silbador, orgulloso está de su labor.

4 comentarios:

  1. Me gusta tu visión de los ancianos silbadores; también me gustan a mí. Ojalá no lleguemos a esa de edad para silbar (¿pitar?)

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  2. Sufro de misofonia y los ancianos silbadores me atormentan. Jajaja

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